Mamá... quiero irme a Corea

A menudo me encuentro con gente que se emociona al escuchar que me voy de intercambio por 6 meses; la mayoría imagina de inmediato lugares como Inglaterra, París, Canadá, Australia o Alemania. Pero cuando escuchan que de mi boca brotan las palabras "me voy a Corea", su expresión cambia inmediatamente a alguna de las siguientes:  maravilla o desconcierto total.  

Pero... ¿por qué a Corea? 

  

Todo comenzó una bella mañana de febrero hace unos tres años, aproximadamente. Mi mamá y yo nos encontrábamos buscando ideas para la fiesta de mi sobrina. Me pidió que buscara imágenes de flores y cuál fue mi sorpresa cuando google me ofreció una con cuatro chicos chinos (sí, tenía mis prejuicios... perdónenme) con un fondo rosa lleno de florecitas. "¡Pero qué femeninos!", pensaba mientras reía un poco. 

Al poco tiempo me encontraba rastreando más imágenes de los muchachitos asiáticos, me había quedado un poco intrigada. Al final, resulto que era el poster promocional de un drama coreano, no chino, muy conocido por las fans del Hallyu: "꽃 보다 남자" mejor conocido como "boys over flowers/boys before flowers/chicos antes que flores" en fin... en la traducción se pierde un poco la idea, pero básicamente era un drama buenísimo basado en una historieta japonesa sobre 4 muchachos ricos que se hacen amigos de una chica pobre y ya se imaginarán, que acaba con uno de ellos (no ahondaré más porque podría hablar por horas y prefiero escribir una entrada sobre ello).

Mi madre y yo empezamos a verlo y nos enamoramos, de ahí descubrimos mucha música coreana (tanto kpop como folclórica) y dimos un enorme salto a su bellísimo idioma, su cultura, su gente, la gran interacción que tienen entre su increíble tecnología y sus tradiciones. Así que un día le dije a mi mamá algo que ya se esperaba: quiero aprender coreano.

Comenzó una aventura, que me ha brindado la oportunidad de conocer personas invaluables que se han convertido en mis amigos y segunda familia. Algunos iban a aprender por amor a los "idiomas raros", curiosidad, otros por sus artistas favoritos, en fin... cada quien tenía sus motivos pero eso no nos impedía compartir un montón de cosas.

Desde pequeña, siempre he querido salir a explorar el mundo, vivir en otros países y aportar a mi México todo lo que aprenda de otros lugares. Primero quería ir a Egipto, luego a Canadá, una temporada fue París, pero Corea, aún sin haberla conocido, tiene algo que me enamoró. Es ese aire místico surreal, donde tus más grandes sueños de ciencia ficción se pueden mezclar con un baile tradicional o una canción antigua que cuenta la trágica historia de amor entre un rey y su concubina.

Dos años atrás, tenía que elegir qué carrera estudiar. Me tomé seis meses pensando qué es lo que quería hacer de mi vida y al final decidí que Comercio Internacional era lo que mejor se adaptaba a mi plan de vida, pero la búsqueda no terminó ahí... ya sabía yo que tenía que ser una Universidad donde me ayudaran a irme a Corea. Hoy me encuentro a la mitad de mi carrera, a nada de irme a explorar ese lugar que he deseado desde hace tres años.

Muchos de los que me conocen saben que me gustaría trabajar en una de las grandes trasnacionales como Samsung o LG para ganar experiencia, también quiero abrir mi propia editorial y compartir el enorme amor que le tengo a los libros. Tengo un plan trazado, pero más que una línea de vida estricta es una guía que me permite moverme libremente hacia donde mis sueños y mi instinto me dicta, todo encausado a mi meta final.

No sé dónde estaré en un año, a veces amanezco sin saber dónde o cómo estaré durante el día, pero si hay algo seguro es que en diez años me veo haciendo lo que más me gusta, disfrutando cada uno de los pequeños placeres que la vida ofrece día con día, me veo feliz.