lunes, 25 de noviembre de 2013

El Monte Hallasan

Jeju tiene muchísimas cosas que ofrecer. A pesar de que tuvimos la mala suerte de que una pequeña parte del tifón que azotó Filipinas nos alcanzó (por cierto, si tienen la forma de ayudar a este país los invito a hacerlo) y estuvo nublado, lloviendo o frío la mayor parte del tiempo, una de las cosas que nunca olvidaré será haber escalado el Monte Hallasan. 



Y es que imagínate, estar sentada algún día con tus nietos y poder decirles de las aventuras que tuviste y cómo, cuando estabas en tus 20s, escalaste la montaña más alta de Corea.

El monte Hallasan es parte del escudo volcánico que forma la mayor parte de la isla de Jeju y a menudo se toma como la representación de la propia isla. Hay un dicho local, que dice "la isla de Jeju es Hallasan, y Hallasan es Jeju.". 

Mide 1,950 metros de altura, de los cuales a mis amigos y a mi sólo nos faltaron los 800 de la punta, dado que estaban cerrados por seguridad ya que por la hora, el descenso lo comenzaríamos al atardecer con el peligro de que la noche nos alcanzara ahí. Sin embargo, la parte que escalamo fue maravillosa... y algo agotadora. 

Déjenme decirles que yo nunca en mi vida he hecho senderismo de manera profesional ni mucho menos, tampoco que yo sepa ninguno de mis amigos, a excepción de una, pero no íbamos preparados más que con nuestros botines de diario o tenis. Al llegar ahí comenzamos a sentirnos optimistas pero con un poco de miedo, pues en Corea esta actividad es algo habitual y puedes ver a todos preparados con ropa y aditamentos especiales (que por supuesto nosotros no llevábamos).

Poco a poco comenzamos a subir, había partes donde el suelo estaba conformado por tablas de madera, muchas otras por rocas y como acababa de llover, por lodo. De cualquier forma, el paisaje otoñal era impagable e incluso tuvimos la oportunidad de ver un ciervo. 




Nuestro tiempo total fue de 6 horas aproximadamente, ascenso y descenso con dos pequeñas escalas para descansar y comer algo. El punto máximo al que llegamos fue el cráter Sara Oreum, a 1,324m de altura. En el hacía una temperatura de -4° centígrados y aunque no había mucho color verde como en primavera, la mezcla del follaje con la niebla formaban una imagen como de mezcla de cuento de hadas-fantasmal que te deja sin aliento.



Además, tuvimos la oportunidad de conocer a una familia coreana. Una de las parejas que iba con otro matrimonio y sus hijos, se acercaron a pedirnos fotografías. Al principio pensamos que querían que les tomáramos una foto pero ¡no! querían tomarse una foto con nosotros. Que extranjeros tan guapos somos... hahahaha. Fueron muy amables y nos dieron consejos sobre Jeju, al final nos dieron su tarjeta y se ofrecieron a ayudarnos en cualquier cosa.

No les voy a mentir, el dolor de pies al final fue proporcional a todo lo que caminamos, las piedras enterradas en el pie y por otra parte, el frío... ¡uff! Pero lo volvería a hacer. Sé que oportunidades como esta no se presentan todos los días y sobre todo, estar en un lugar tan grande, obra de la naturaleza, te hace darte cuenta de lo pequeñitos que somos en este mundo, todo lo que tenemos y que la verdadera reina de este planeta no somos nosotros como hemos pretendido por milenios, sino ella... la madre naturaleza. 

Si miran con atención, podrán ver al cervatillo

Esta experiencia me ha dado ganas de conocer más las montañas y hermosos lugares que sé que mi país tiene, pero por ser "chica de ciudad" (lo admito, me gusta vivir en las urbes y la vida rápida), no me he dado la oportunidad de conocer tanto como tal vez debería.

¿Y tú? ¿Qué lugares así hay en tu país, los conoces? ¿Escalarías el Hallasan si pudieras?


1 comentario:

  1. Simplemente fantástico, Jeju, la parte de Corea del Sur que me interesa visitar y que estoy segura, un día lo haré!!

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